Desde que un ser humano es diagnosticado de cáncer, esta persona y su familia pasan por una serie de fases,que no siempre tienen que corresponder con las que describió Kubler Ross:
Negación de la enfermedad,ira,negociación,depresion,aceptacion, y resolución definitiva.
El personal sanitario puede mitigar o calmar el dolor físico, reducir los efectos adversos de alguna medicación o medidas terapeúticas como la quimioterapia o radioterapia. Los psicólogos pueden ayudarle a avanzar en las fases mencionadas o a tolerar alguna de ellas, y a veces, a aceptar su propia muerte, acompañándolo en todo momento. Todo ello,por mucha solicitud con que se haga,no deja de formar parte de conductas profesionales,y en las que hay que mantenerse un poco al márgen delpaciente,sobretodo a nivel afectivo,para poder realizar el trabajo con la mayor profesionalidad posible.
El ser humano es colaborador y realiza actividades de forma altruista, en algunas contadas ocasiones,como es el caso de las familias de los pacientes diagnosticados de una enfermedad terminal.
La familia le aportará todo lo que el paciente demanda y todo lo que cree que puede necesitar, tanto la ayuda en las actividades de la vida diaria, como el apoyo moral y afectivo, siempre incondicional...acompañando siempre al paciente desde el día que le dieron por primera vez su diagnóstico:sus consultas médicas programadas, sus visitas a diferentes servicios de salud(centro de salud,servicio de urgencias,hospitalizaciones), hasta en algún caso el acompañamiento en la última fase de la enfermedad y sus últimos suspiros.
Es la familia también, y en concreto el cuidador principal, quien ayudarà al paciente a que éste se vea como un ser humano,por encima dediagnósticos y limitaciones, y a que el paciente tenga cubiertas sus necesidadesmás elevadas, que tienen que ver con su realización como ser humano y la consideración por éste de ser un ser íntegro,con valía.
La familia, sin muchos conocimientos,le aportará todo lo que necesita,incluso mucho más,usando todas las herramientas a su alcance con incansable y permanente cuidado, y solicitando ayuda a otros profesionales, allí donde encuentran déficits de conocimiento y habilidades.
La mente y el cuerpo no están separados ni son independendientes; el cuerpo influye en la mente y viceversa, y sabido es que el estrés puede debilitar el sistema inmunitario y dificultar la resistencia hacia las enfermedades, de ahí la necesidad de que el paciente se encuentre en un lugar confortable, no se lleve sobresaltos de ningún tipo y vaya cumpliendo sus objetivos y metas vitales, que no desaparecen hasta que se acaba definitivamente la vida.
No debemos olvidarnos que el cuidador principal experimenta un grado de estrés importante y permanente, porque el trabajo en el cuidado del paciente va a recaer sobre el, sin experimentar reforzamientos gratificantes, más que su propia satisfacción personal, y muchas veces tendrá que oir reproches, malas palabras y soportar la ira de alguien que lucha por sobrevivir.
Quiero hacer un homenaje a todas aquellas personas que de forma incansable se dedican al cuidado y apoyo de los pacientes de cáncer,tanto familiares como voluntarios, y son un ejemplo a seguir por todos nosotros, de solidariedad y compromiso personal
