19 noviembre 2011

Reflexiones sobre la comunicación.

Según la OMS, el concepto de salud es el estado de completo bienestar físico, psíquico y social, y no sólo el déficit de enfermedad. Asimismo aboga por la  inclusión de los pacientes «enfermos mentales», con el resto de los pacientes, en los hospitales y centros de salud, pero, tristemente, la enfermedad mental sigue estando estigmatizada. Aquí sería interesante hacer una reflexión sobre la forma de trabajar de los profesionales de la salud con este tipo de pacientes, y si es posible que se cambien o desaparezcan frases del tipo «normal, es que es psiquiátrico».


Una gran parte de los problemas de salud que aquejan a la sociedad actual se relacionan, por su etiología y/o evolución, con variables ambientales, características personales de funcionamiento arraigadas, conductas habituales y/o problemas psicofisiológicos, que se pueden modificar. Esto, junto con la importancia creciente concedida al bienestar y calidad de vida, en un mundo cada vez más competitivo (donde la comunicación humana ha dejado de ser eficaz y donde hay un creciente auge de las tecnologías), explica que las personas sientan la sensación de «estar perdido»,y la necesidad de una ayuda en el campo psicológico.


Muchos de los problemas de ansiedad, depresión, estrés en el trabajo, problemas de pareja, etc, están relacionados con la falta de una comunicación eficaz.


En un mundo en que prima la superficialidad, el egocentrismo y la sobreinformación, las personas necesitan encontrar tiempo para su autoconocimiento. Es vital comunicarse de forma sincera y auténtica. Un profesional sanitario debe ser un experto conocedor de las diferencias entre el lenguaje digital y el analógico, con todos sus matices. No es tan importante lo que se dice, si no la forma, la calidad de lo que se dice; todo lo que rodea a las palabras: el tono, las pausas, los gestos, movimientos corporales…
Un profesional sanitario debe trabajar su inteligencia emocional y ser, por encima de todo empático. Las técnicas no requieren mucha preparación ni esfuerzo, la mayoría de las veces (basta con una formación adecuada), pero el ponerse en la piel del otro a veces resulta complejo. Hay que trabajar individualmente en ese sentido, para no sentirse frustrado ni «quemado».


Termino con una palabras humanizadoras de Steve Jobs, el gran genio de la tecnología, que paradójicamente nos trasmite un mensaje de aliento y superación personal desde el «corazón»:


Tu tiempo es limitado, así que no lo malgastes viviendo la vida de otro. No te dejes atrapar por el dogma que implica vivir según los resultados del pensamiento de otros. No dejes que el ruido de las opiniones de los demás ahogue tu propia voz interior. Y lo que es más importante, ten el coraje de seguir a tu corazón y tu intuición. De algún modo él ya sabe lo que realmente quieres llegar a ser. Todo lo demás es secundario.